Entonces lo invisible se enfrentó con lo lúgubre, quitaron ambos sus máscaras y batiéronse hierro a hierro en un duelo ensordecedor. Sus lápidas ya instaladas observaban confundidas cual estrella divisa una tormenta, allá lejos en la tierra.Los conjuros rebotaban en los muros de la realidad y eran absorbidos a su vez por la energía que habitaba el lugar, el fuego amenazaba con devorar las velas antes de lo previsto haciendo que las sombras bailotearan al son del viento que las azotaba y el olor a casancio cada segundo adquiría taninos de derrota.
El solsticio por fin elevó su plegaria hacia lo mas rotundo del firmamento, un mantra eterno se introdujo en el cuarto y luego de congelar aquella brutal escena nació la conciencia.
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Entonces un tercer Ser se hizo evidente ante los ojos de quienes en ese momento ejecutaban quejidos de ira y sufrimiento...
En una tregua inconciente lanzaron vómitos de lava refulgente hacia el rincón donde apareció el primer atisbo de su nueva compañía, y rieron satisfechos, pues habían muerto y también la causa de su maldad.
